viernes, 28 de mayo de 2010

El Gran Telescopio Milimetrico, Listo Para Ver Lo Invisible!

El gran telescopio milimétrico, listo para ver lo invisible


 

 Con él podrán observarse las galaxias lejanas, hoyos negros o la formación de nuevas estrellas y planetas


Y se hizo la luz... y así comenzó a difuminarse poco después del origen del universo, hace 13 mil 500 millones de años. Pero como gran parte de ella no es visible, los astrónomos tuvieron que inventar instrumentos para captarla. Una muestra ejemplar de ello es el Gran Telescopio Milimétrico (GTM) en Puebla, que tras su última etapa de pruebas comenzará a funcionar a finales de este 2010.

Han transcurrido ya 16 años desde el inicio del proyecto (en 1994) y cuatro desde el fin de su etapa constructiva (en 2006), cuando fue inaugurado de manera oficial por el entonces presidente de México Vicente Fox; pero por fin, el aparato -calificado por sus impulsores como la más importante empresa científica desarrollada en México- comenzará a captar señales provenientes de todos los rincones del cosmos.

Así lo señalan expertos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), en Tonanzintla, quienes junto con científicos de la Universidad de Massachusetts en Amherst (EU) conformaron un equipo binacional encargado del diseño, construcción, colocación, operación y mantenimiento del GTM. Éste ha estado en fase de verificación y pruebas desde 2007.

"A fin de año, el GTM verá la primera luz científica con la superficie que ahora tiene ajustada, de 32 metros de diámetro (de un total de 50 metros que abarcará su espejo primario en forma de parábola), pero seguiremos trabajando en el resto de la superficie", aseguró el investigador del INAOE, Raúl Mújica García, miembro del grupo impulsor.

Erigido en la cima del volcán Sierra Negra en Puebla, a 4 mil 581 metros de altitud, el GTM requirió 115 millones de dólares para su planeación y construcción, de los cuales 70 millones fueron aportados por el Conacyt y el INAOE. Cuando funcione, será el mayor telescopio en su tipo en el mundo. Colectará con eficiencia ondas de radio (a la manera de los radares) con longitudes mayores a 1 mm, aunque también podrá observar en los 0.85 mm.
El tamaño sí importa

Pero a diferencia de los viejos radares introducidos durante la Segunda Guerra Mundial o de los radiotelescopios que actualmente existen, el GTM integrará avanzadas tecnologías e innovadores materiales, los cuales fueron desarrollados específicamente para sus componentes estructurales, mecánicos y electrónicos: desde sensores, receptores y sistemas de apuntado o calibración hasta soportes y cimentación.
Mújica García considera que en astronomía el tamaño de los telescopios (o mejor dicho, de las superficies destinadas a captar señales) sí importa, pues mientras mayor es dicha área más grandes serán las capacidades de observación. Es como si alguien deseara captar agua de lluvia: un vaso retendrá mililitros, mientras que en un estanque caerán miles de litros.

Esto mismo pasa cuando se busca colectar luz del espacio a través de telescopios, sea en forma visible (los colores del arcoiris) o en las regiones del espectro invisibles al ojo humano: las radiaciones u ondas de muy alta energía, como las X o gamma, o bien las ondas de radio, de baja energía y gran longitud.
El GTM captará microondas como si fuese un gran estanque, pero tendrá una resolución muy pequeña, es decir, permitirá diferenciar a dos objetos aparentemente cercanos. Gran parte de esto será factible gracias a sus componentes reflectores, formados por un espejo primario (la mencionada parábola) que a su vez enviará las señales a otros espejos secundario y terciario.

La parábola del espejo primario, comenta el doctor Mújica, estará formada por 180 paneles hechos de níquel electroformado y aluminio que cubrirán toda su superficie. Estos componentes tuvieron que fabricarse por completo en México, con tecnología propia. Además, requirieron nuevos sistemas de altísima precisión para alinearlos con un margen de error de 72 micras (que es el espesor de un cabello humano).

Dichos paneles, montados en estructuras especiales de acero, se denominan "activos", pues cada uno de ellos tendrá cuatro actuadores (especie de amortiguadores controlados por computadora) que los reacomodarán cuando haya un cambio de posición o de temperatura para que mantengan la línea parabólica y no sean vencidos por su propio peso o la expansión o contracción. Las señales de radio serán captadas por una cámara directa (Aztec), amplificadas y procesadas por otros ordenadores.
Esas señales será analizadas también con un espectrógrafo que descompondrá las ondas recibidas para proyectar su espectro (como un prisma), y con otro aparato llamado "Redshift receiver", que captará emisiones en el infrarrojo. Con ello se tendrá información sobre el objeto observado, su distancia y si se está alejando de nosotros. Los datos podrán enviarse a estaciones remotas a través de sistemas de fibra óptica, por lo cual no será necesario ir directamente al GTM, que podrá manipularse a la distancia.
Impacto en múltiples áreas

Con esas características y por estar localizado en un punto de gran altitud donde hay menos capa de atmósfera, así como poca humedad, el GTM permitirá observar objetos que se remontan muy lejos en el espacio y el tiempo, y que por ser "fríos" emiten radiaciones muy débiles, como gas o polvo en las nebulosas donde se forman nuevas estrellas y planetas, a miles de años luz de distancia.

Su campo de "visión" abarcará desde fenómenos ocurridos poco después de la Gran Explosión que dio origen al Universo, hace 13 mil 500 millones de años, hasta hoyos negros, galaxias o cuerpos celestes relativamente cercanos, como la constelación de las Pléyades, asteroides, los cometas o los planetesimales que forman el llamado Cinturón de Kuiper, en los confines de nuestro sistema solar.

En el terreno de la innovación, el GTM requirió sistemas de calibración, transmisión de datos, rotación y nuevos materiales que, según sus promotores, alentarán a las industrias metalmecánica, aeroespacial, automotriz, óptica y electrónica; además, apoyará la formación de recursos humanos. Sin embargo, el equipo binacional a su cargo requiere obtener más recursos para ponerlo a punto y mantenerlo, lo cual ha sido difícil por la crisis económica de 2009 (el gobierno federal le aporta unos 57 millones de
pesos al año en promedio).

Otro punto en su contra es la observación que realizó y dio a conocer la Auditoría Superior de la Federación en 2009. En ella, el organismo autónomo, que apoya a la Cámara Baja en la revisión de la cuenta pública, detectó que el proyecto no cumplió con disposiciones normativas en sus diversas etapas, además de incurrir en "irregularidades y gasto en obra de mala calidad".

Alfonso Serrano Pérez Grovas, director general del GTM, defiende el manejo de esos recursos. Considera que, al menos, se necesitarán 8 millones de dólares más cada año tan sólo para mantenerlo en operación. "Además del mantenimiento, cualquier observatorio del mundo tiene que crear nuevos instrumentos para volverse competitivo", dijo.
Tal demanda de recursos es considerada como elevada por astrónomos de la UNAM, pero Serrano Pérez Grovas justifica la inversión no sólo porque apoyará la ciencia básica, sino también a la industria: "el desarrollo de tecnología asociada con el proyecto podrá traer negocios y divisas a las empresas mexicanas, pues les vamos a pasar el conocimiento para que puedan generar empleos".


Especifica que la tecnología desarrollada para el GTM tendrá impacto en cuatro grandes áreas: metrología, ópticas grandes, materiales avanzados (como fibra de carbono) y recepción de señales de radio. "Nadie en el mundo ha hecho esto y con ello demostramos que en México se pueden hacer las cosas".

                                                                                                                                                             Romero M; Loren A. C.I:18762881
                                                                                                                                                             CRF



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